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jueves, 27 de julio de 2017

REPARACIÓN HISTÓRICA: hoya salen del olvido las víctimas navarras de la redada de 1749

Relación de los gitanos y gitanas que se hallan presos en las cárceles reales de la capital del reino de Navarra.

María de Itúrbide, mujer de Miguel Antonio de Uroz, habitante en el lugar de Echalecu, Bervete y otros lugares.
María Francisca Camino, sobrina de la antecedente.
María Bautista de Arraiga, de edad de 28 años, mujer de Martín de Abadiano, preso así también en dichas reales cárceles, residente en los lugares de Leiza y Echalecu. Se halla presa con 3 criaturas de tierna edad y está encinta y próximo el parto según refiere.
María Ana Jiménez, mujer de Pedro de Echeverría, residente en el lugar de Obanos y otros de este reino. se halla presa en compañía de un niño de 10 años.
María Ana Trao, viuda residente en el lugar de Erdozaín. Se halla presa en compañía de su hijo llamado Francisco Echeverría.
María de Ezcurra, mujer de Juan de Urtazábal, según refiere, ignorando la residencia de su marido. Se halla presa en compañía de una hija de edad de 14 años llamada María Bautista de Urtazábal.
Josefa de Oses, hija de Diego Osses. Residente en la villa de Marsella por espacio de cinco años. Y anteriormente en la ciudad de Alfaro por ser natural de dicha ciudad.
Obanos
Echalecu










Los gitanos que se hallan presos, y de los que de algunos se lleva hecha relación anteriormente son los siguientes:
Diego de Osses, residente en la villa de Marcilla por espacio de 5 años y natural de la ciudad de Alfaro, de edad de 70 años.
Pedro de Echeverría, residente en el lugar de Abanto, de edad de 32 años.
Francisco de Echeverría, residente en el lugar de Erdozaín, de edad de 20 años.

Martín de Abadiano, residente en los valles de Imoz y Basaburica, de edad de 24 años.

MÁS INFORMACIÓN:
MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel. Los gitanos y las gitanas de España a mediados del siglo XVIII. El fracaso de un proyecto de "exterminio", Almería, 2014; p. 39.
MARTÍN, David. El Pueblo Gitano en Euskal-Herría, Tafalla, 2017; pp. 101-106.

viernes, 7 de julio de 2017

REPARACIÓN HISTÓRICA. José de Corpas y familia, víctimas de una venganza

La coyuntura que ofreció la Redada General de gitanos de 1749 dio pie a venganzas personales. Así ocurrió en Alhama de Granada, donde su alcalde mayor, Alfonso de Torres Monteagudo, resentido con José de Corpas por no haberse prestado tiempo atrás a ser su fiador en una compra, lo incluyó como gitano por ser hijo de la gitana Catalina de Corpas, fruto de su relación con José Pascual de Rueda.
Alhama de Granada - Wikipedia
En el intento de “ocultar el defecto”, José Pascual de Rueda, valiéndose de su influencia hizo prender a un herrero gitano llamado Juan Fernández y le casó “por fuerza con ella”. Tras su matrimonio, el herrero no quiso hacer vida con Catalina y abandonó Alhama. En un resquicio de responsabilidad y quizá de arrepentimiento, José Pascual recogió a José y con el tiempo lo reconoció como hijo suyo declarándole heredero de todos sus bienes.
José de Corpas fue aceptado y estimado como molinero y labrador con muchas posesiones propias. Su hijo, Juan de Corpas, fue colegial en uno de los principales colegios de Granada, del que salió para casarse con Dña. María de León, poseedora de un mayorazgo de hidalguía conocido por "el vínculo de León", y que como tal se crio y educó en el colegio de Niñas de Honra de Cádiz, y que del que salió para tomar posesión de dicho su mayorazgo.
Caballería española de mediados S. XVIII
Nicolás Calderón de la Barca, teniente del regimiento de infantería de Aragón, encargado de auxiliar al alcalde en la operación de captura, confirmó el ánimo vengativo de éste, pues oyó decirle a José de Corpas en el momento de ser esposado y enviado a Málaga: “ahora sale la fianza y se pagan las propinas”. Además, continuó en su testimonio, cómo los bienes incautados no los inventarió, pues se los llevó a su casa, de donde envió “a su hermana algunas prendas de oro y piedras”.
Muestra de la tragedia que se abatió sobre esta familia fue la muerte de José Delgado, marido de la María de Corpas, que al ver"prender a su mujer como a gitana, fue tal el pesar y sofocación, que en 24 horas murió".
José fue enviado a Cádiz junto a sus hijos, en tanto su esposa e hijas lo fueron a Málaga. Noticiado el marqués de Candía de la maniobra del alcalde, comunicó los hechos al Consejo, cuyo presidente dio orden de restituir personas y bienes al estado en que estaban antes de la prisión.