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miércoles, 10 de agosto de 2016

HOY CELEBRAMOS LA DESTITUCIÓN DE GASPAR VÁZQUEZ DE TABLADA COMO GOBERNADOR DEL CONSEJO DE CASTILLA

Fue el 10 de agosto de 1749 cuando a propuesta de Francisco Rávago, confesor del rey, Gaspar Vázquez de Tablada fue cesado. Los intereses personales de Rávago por consolidar su posición se hallan detrás de esta maniobra. La coyuntura de caos y malestar creada tras la operación de captura, fue aprovechada por éste al trasladar al monarca las numerosas críticas y quejas llegadas desde diversos puntos de la geografía peninsular. Inquietada la conciencia del rey por las dimensiones de tamaño desafuero, quiso dar freno y autorizó a su confesor para que recondujera la situación y tratara de dar alivio a todos aquellos gitanos y gitanas que no hubieren merecido la prisión, pues según Rávago, la redada se ejecutó de forma improvisada, ya que se había dispuesto de más de un año para obtener la suficiente información “de los que merecían ser presos y de los que debían ser exceptuados”. Palabras vanas, por cuanto desaparecido Vázquez de Tablada de la escena, se repitió el mismo error en la segunda gran redada realizada a partir de la tercera semana de agosto.

Despojado de su cargo, se le contentó con la mitra de Sigüenza en octubre del mismo año, de la que apenas pudo gozar por fallecer en diciembre. A la Historia ha pasado sin pena ni gloria, pero ahora es el momento de revisarla, para que afirmaciones como la de que en su labor como gobernador del Consejo  "sobresalió su doctrina y el amor a no apartarse jamás de la justicia", de la que hace referencia la España Sagrada de la Iglesia exenta de Oviedo de Manuel Risco (1795), queden obsoletas de una vez por todas y ocupe este personaje su lugar en la la Historia de España y podamos decir que pasó con mucha pena y ninguna gloria, al menos en lo que se refiere a la justicia.

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